viernes, 31 de julio de 2009

EL HELICÓPTERO Y LA HONDA


Una pérdida de tiempo. Una metáfora sobre el poder y la desigualdad. Un personaje anónimo cuyo acto inútil hace a algunos sonreír y a otros llorar. No sé… Puede que intentar derribar un helicóptero militar con una honda y una piedra sea a los ojos de la mayoría una misión imposible, pero el mundo avanza y el ser humano progresa gracias a personajes tozudos y perseverantes que han consagrado su vida a tirar piedras allí donde el resto no nos atrevemos a hacerlo. Es el caso de la teoría heliocéntrica, de la teoría de la relatividad, de la teoría de la evolución humana...


(Nota: desconozco al autor/a de esta impresionante fotografía. Ojalá haya alguien por este páramo que pueda satisfacer mi curiosidad).

jueves, 23 de julio de 2009

"BRINDIS", DE MANUEL VICENT


Reproduzco a continuación la sensacional columna que Manuel Vicent publicó en la contraportada de El País hace dos domingos. Espero que esto no sea delito, pues uno lo hace desde la más profunda admiración. Desde mi humilde punto de vista, esto es un ejemplo bestial de buen periodismo. Una auténtica obra de arte.

“BRINDIS”, de MANUEL VICENT.
Alguna gente madura, tal vez la más lúcida, suele pensar con acierto que lo mejor que tiene la juventud es que ya pasó. Fue una época breve y radiante, romántica y vigorosa, pero también llena de luchas, temores, dudas, celos y rivalidad. Alrededor de los 50 años, en cualquier biografía llega un momento en que el caballo de fuego que uno llevaba dentro comienza a perder la ansiedad en el galope y aun sin abandonar la curiosidad ante la vida siente que hay que tomarse las cosas con más calma. A qué viene tanta prisa, se dice a sí mismo una mañana. De pronto uno se da cuenta de que no tiene que correr detrás del autobús ni necesita presentarse ya a ningún examen ni le inquietan las modas ni se ve obligado a cambiar de costumbres y cada día le importa menos lo que piensen de él los demás. No ha dimitido de ninguna idea ni ha cambiado de bando. Le siguen cabreando los mismos políticos, las mismas injusticias, los mismos fanáticos, los mismos idiotas, pero no está dispuesto a que ninguno de ellos le estropee una buena digestión. Si uno es viejo lo peor es comportarse como un joven. Cada edad tiene su baraja con placeres que pueden ser tan intensos como uno quiera, si sabe jugar las cartas. Peor que querer ser joven a toda costa es tener ideas ya de carcamal con apenas 30 años. Gente joven envejecida la vemos y oímos todos los días en las tertulias de la radio y de la televisión. Del primer caso lo salva a uno el sentido del ridículo; en el segundo no hay cura posible porque es cuestión de carencia de minerales. El hecho de que uno con el tiempo alcance cierta serenidad y contemple las cosas con una sabia perspectiva no impide blasfemar si llega el caso. Marco Aurelio debe darle la mano a Epicuro y la resignación no tiene por qué dejar de ser creativa. Lo que ibas a ser de mayor ya lo eres y lo que no ibas a ser ya no lo fuiste. Adiós a la juventud. Se acabaron las luchas, los nervios y las dudas por la identidad. Para una persona madura hoy es el futuro que tanto temía. Ya ves, no ha pasado nada. No ha caído la bomba atómica, has salido bien de una grave enfermedad, al final la crisis económica se ha superado y tus hijos son más altos y más listos. Encima el sol sale por las mañanas y tú estás vivo. Hay que brindar.

(“Brindis” apareció publicado en el diario El País el domingo 12 de julio de 2009. Puedes encontrar la columna pinchando aquí)