viernes, 15 de julio de 2016

MI PRIMO, MI GASTROENTERÓLOGO, de MARK LEYNER



Las doce de la mañana en la piscina municipal y por momentos no sé si “Mi primo, mi gastroenterólogo”, de Mark Leyner es una delicia o una puta mierda. Lo único cierto es que no puedo parar de leer, que mis críos pululan alrededor mía en busca de un poco de atención y yo ando muy lejos de este rectángulo de césped atiborrado de Pieris brassicae y MILFs espectaculares. Pasan los minutos y, la verdad, no sé si deambulo a la caza de una trama empeñada en escurrírseme entre los dedos, o tan solo aguardo impaciente el encontronazo con el siguiente párrafo genial y descabellado. No, amigo, por más que me esfuerzo, soy incapaz de discernir con un mínimo de coherencia y claridad qué es este artilugio de 185 páginas que sostengo entre mis manos y no puedo soltar. No puedo. No pued… No…

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(Mark Leyner)
Si el Océano Pacífico estuviera lleno de ginebra, ¿cuál sería, en términos proporcionales de volumen, el lago de vermut necesario para obtener un Martini seco?



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Todos nosotros somos psicóticos larvarios.



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Al poco la psicopatología reemplazó a la etnicidad como factor crítico demográfico determinante. Ya no hubo barrios italianos, ni barrios cubanos, ni barrios irlandeses o griegos. Hubo barrios anoréxicos, y barrios narcisistas, y barrios maníacos y compulsivos. Ya no hubo desfile del Día de la Hispanidad ni desfile del Día de Puerto Rico; hubo desfile del Día de los Agorafóbicos. La Quinta Avenida cubierta de barricadas policiales, el tráfico desviado. Pero, por supuesto, la ruta designada estaba vacía, totalmente desolada, puesto que los que iban a desfilar, los espectadores, incluso el mismo Presidente del Desfile —agorafóbicos todos y cada uno de ellos— no habían asistido, cada uno encerrado en el interior de la «seguridad» de su hogar.



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Por suerte para nosotros, Bev se distrajo por otro litigio que había iniciado recientemente. Bev era logopeda. Tenía un paciente de doce años llamado Bob. Bob se había quedado un día en la escuela frente a su clase de retórica dando una charla improvisada. La tarea que se le había asignado consistía en describir la conducción por la Interestatal 80 a su paso por el Medio Oeste. De repente Bob dejó de hablar correctamente. Había sufrido una especie de afasia espontánea. Aunque no era una afasia total, podía hablar, pero sólo con un estilo telegráfico entrecortado. Así es cómo describió la conducción a través del Medio Oeste por la Interestatal 80: «Maíz maíz maíz maíz un Stuckey´s. Maíz maíz maíz maíz un Stuckey´s». Sus padres lo llevaron a un hospital donde le hicieron un TAC y una resonancia magnética y una tomografía por emisión de positrones y una angiografía de substracción digital y no encontraron nada. Así que lo llevaron a que lo viera una logopeda. Bev. Un día, Bob estaba en una sesión con Bev cuando una cigarra avanzó hasta el centro del suelo de la consulta y de alguna manera señaló a Bob. Si utilizó las patas para comunicarse vía lengua de signos o exudó algún tipo de feromona, no se sabe. Pero Bob estaba curado. Comenzó a hablar con frases completas, diciendo cosas como: «Oh, sí, con respecto a la Interestatal… Mientras la prostitución constituye la mercantilización del deseo, el intercambio en la cabina de peaje constituye la erotización de la movilidad mercantilizada: el intercambio táctil de monedas, un punto de encuentro nocturno en la autopista, aunque también una vigilancia, una norma», etc. etc. Bev estaba encantada con la cigarra y decidió quedársela como mascota. Un día, Bev descubrió un bulto en el tórax de la cigarra. La llevó a que la viera el mejor dermatólogo entomólogo de Kansas City, quien dijo que se trataba de un tumor benigno. Dijo que lo quemaría allí mismo, en la consulta, utilizando una lente de aumento y la luz del sol. Pero mientras realizaba el procedimiento, algo le distrajo y perdió momentáneamente el control del rayo solar aumentado y el bicho acabó incinerado. Bev lo demandó por negligencia.



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Tienes que leerlo, pero YA!!!
 
"Mi primo, mi gastroenterólogo", de Mark Leyner. Ed. Pálido Fuego. Para más información, pincha aquí.