martes, 18 de enero de 2011

CHIVASSO


Trasteando la otra mañana en mi móvil descubrí un archivo de audio grabado hace casi tres años en Chivasso, una ciudad italiana situada a escasos kilómetros de Turín. La grabación en sí constaba de casi tres minutos de absoluto silencio, sólo interrumpido por las campanas del Duomo y, casi al final, por unos pasos lejanos que atravesaban con ligereza la Piazza della Repubblica. 


Todos hemos oído mil veces eso de que una imagen vale más que mil palabras. Alguna vez incluso he escuchado lo contrario: que una palabra es capaz de evocar por sí sola multitud de imágenes. En lo que a mí respecta, quisiera añadir que hay también sonidos (o silencios) que albergan en su interior instantes imposibles de explicar con mil palabras o mil imágenes. Esta pequeña grabación, en concreto, me ha devuelto un universo entero de matices que las fotografías habían sepultado entre las tapas del álbum de ese viaje. No sé…  el placer de dejar pasar las mañanas sentado en un banco de la plaza, sin otra meta a corto plazo que buscar un poco de sol que calentara el carro donde dormía mi hija pequeña; el trasiego de la gente dejando tras de sí un rastro de palabras en otro idioma;  o una abuela escrutando sin prisas las curiosas esquelas del tablón de la funeraria local.


jueves, 6 de enero de 2011

LA INVOLUCIÓN DEL SPAM

A estas alturas de la película uno ya está acostumbrado al correo basura que abarrota su bandeja de entrada cada mañana, cuando enciende el ordenador. Incluso se ha preocupado de activar algún que otro filtro antispam que deriva (y condena) todos esos mensajes electrónicos al limbo del correo no deseado. 


Hace unos días, sin embargo, asistí impertérrito a la manifestación de una nueva modalidad de spam. Aunque, para ser sinceros, no sé si calificar este suceso de evolución o de involución, pues la cadena que debía seguir (so pena y riesgo de caer en la ruina y desgracia más absoluta) no me llegaba por email, sino que había sido anónimamente depositada en el buzón de casa.


Los que de tarde en tarde deambuláis por este páramo sabéis que no soy muy dado a expresar mis opiniones, de modo que entenderéis si hoy también me abstengo de especular si la virgen del Carmen (con la que está cayendo) tendrá o no tendrá cosas más importantes que hacer que vigilar si un simple mortal, que sobrelleva como puede su mediocre existencia en el corazón de La Mancha, reza su oración y distribuye veintinueve copias de la misma antes de nueve días, y si hacerlo o no hacerlo puede convertirlo en millonario o condenarlo a la peor de las miserias (1). Por supuesto, no pienso aclarar si recé o no recé la oración, y mucho menos si escribí y mandé las veintinueve copias. Aunque, qué demonios, todavía estamos en Navidad, y es sabido que en Navidad todos sacamos a pasear al tremendo iluso que llevamos dentro. Sirva pues como pista (y regalo de Reyes) que el 22 la lotería tocó en el pueblo y que uno pilló su pellizquito.

Como no tengo el placer de conocer a ninguno de los dos o tres lectores asiduos de este blog, me es imposible hacer lo que en un primer momento me dictó mi mente: compartir con ellos, en señal de agradecimiento, el premio. De modo que he decidido (seguro que ellos/as lo entenderán) dedicar ese dinero a ahogar mis penas durante unos días en el extranjero, y a ellos dejarles algunas fotografías de otras “perlas” que de tarde en tarde encuentro en el buzón y que, desde hace muchos años, atesoro como oro en paño entre los libros de mi biblioteca. 




(Este es, hasta la fecha, el más cutre que he recibido: publicidad ofreciéndose para dar clases particulares a  niños. Impagable)

(1) Una vez más el azar ha hecho que, al tiempo que alguien dejaba la oración de la Virgen del Carmen en mi buzón, yo anduviese enfrascado en el estudio de las creencias y rituales existentes en algunos pueblos de África. En concreto, en el poder que los oráculos del veneno tenían en la vida cotidiana de los azande. A mí me ha resultado cuanto menos curioso el paralelismo existente entre los miembros de este pueblo (cuyas vidas dependían en gran medida de si un pollo moría o sobrevivía a la ingestión de un veneno durante el ritual) y las personas que, a diario, continúan las cadenas pseudoreligiosas que llegan a su s manos. En cualquier caso, para interesados en el tema (y afortunados, pues el libro no es nada fácil de encontrar)  recomiendo “Brujería, magia y oráculos entre los azande”, de Evans-Pritchard (Ed. Anagrama). Una parte sustancial de este texto puede también localizarse en “Antropología y colonialismo en África subsahariana”, de Nuria Fernández Moreno (Ed. Ramón Areces).

domingo, 2 de enero de 2011

INSOMNE

Insomne

(Del lat. insomnis).
1. adj. Que no duerme, desvelado.

Últimamente ese es mi estado. Cada madrugada deambulo de puntillas por la casa, como un ladrón de poca monta que no sabe muy bien a qué narices ha entrado allí. Esta noche la culpable de mis desvelos ha sido una pesadilla brutal, ambientada en el lugar que durante más de quince años fue mi hogar: Palma del Río. Luego, ya despierto y agotadas las esperanzas de caer de nuevo en los brazos de Morfeo, el aburrimiento y el cansancio me han llevado a recordar a algunas de las personas que llenaron y dotaron de sentido aquella época hoy tan lejana.Así, aturdido por lo rápido que pasa la vida, calculando cuánto quedará hoy de aquel muchacho que una vez fui, he pinchado en el icono de Google Earth y he comenzado un inesperado paseo virtual por algunos de los rincones de ese pueblo que una vez fue el mío. 


(C/ Méndez. Mi casa )


 (C/ Castelar. Casa de P. El bar de su padre ya no existe)


 (C/ Caño. Local de Ensayo de "La Especie". Como casi todo, después de quince o veinte años, ya es historia)


(C/ Río Seco. Pub Cubo´s. Aquí grabó "La Especie" su primera maqueta. En ruinas)


(C/ Río Seco. Pub Mochu. Hoy se llama de otra manera. Del antiguo local sólo queda la ubicación)


(Plaza de Abastos. Aquí cogía todas las mañanas el autobús para ir al colegio)