La fotografía de más abajo es un ejemplo ilustrativo del marasmo y la apatía en la que vivo instalado últimamente. En ella podemos observar los libros (1) que se amontonaban en el lavabo de casa durante la segunda quincena de septiembre, con los cuales pretendía confeccionar una nueva entrada de la sección “Lecturas en el baño”.
Hasta aquí, todo normal, salvo por el pequeño detalle de que estamos en noviembre, y esos siete libros hace ya semanas que descansan en sus estanterías correspondientes. En fin, es la tónica durante estos meses: entradas que tardo tanto en escribir que se quedan viejas antes de poder ser subidas al blog.
Lo cierto es que son muchos (y nada agradables) los factores que están contribuyendo a que esta situación se prolongue más de lo normal. La consecuencia es que dispongo de muy poco tiempo libre (o real) y todavía menos ánimo para emplearlo de forma útil.
Pese a todo, no quisiera abandonar hoy este páramo sin señalar algunas de las lecturas en las que ando enfrascado. Son éstas:
“Los días felices”, de Laurent Graff (Lengua de Trapo).
“El afinador de habitaciones”, de Celso Castro (Libros del Silencio).
“El corrector”, de Ricardo Menéndez Salmón (Seix Barral)
“Hablemos de langostas”, de David Foster Wallace (DeBolsillo)
“Mamá Leone”, de Miljenko Jergovíc (Metáfora).
“Cruzando el paraíso”, de Sam Shepard (Anagrama).
No diré más. Si acaso, que los seis libros, sin excepción, me están gustando (algunos muchísimo). Hay determinados artículos en el libro de Foster Wallace que son geniales (como, por ejemplo, “Gran hijo rojo” o “La vista desde la casa de la señora Thompson” o “Arriba Simba” o… qué diablos, el libro entero es increíble) y tanto “El afinador de habitaciones” como los relatos de “Cruzando el paraíso” son tan absorbentes e hipnóticos que no podrás cerrarlos hasta que los acabes. De “Mama Leone” sólo he leído unas páginas, por recomendación de Juan Miguel Contreras, en cuyo blog (El caimán sincopado) escuché hablar por primera vez de este autor bosnio, y la verdad es que los primeros cuentos pintan muy pero que muy bien. Los dos libros restantes los tengo casi finiquitados, y en ambos casos me parecen buenas historias. Menéndez Salmón relata en “El corrector” su visión del brutal atentado de Atocha que sacudió a toda España el 11 de marzo de 2004, mientras que Laurent Graff describe en “Los días felices” la original historia de Antoine, un hombre de 35 años que decide irse a vivir a una residencia de ancianos. Otro día más.NOTAS: (1) Título, autor y editorial de los libros, en riguroso orden desde dentro a fuera: “Suites imperiales” de Bret Easton Ellis. (Mondadori)“Tierra y cenizas”, de Atiq Rahimi. (Lengua de Trapo)“Kriptonita en el bolso” de Ivan Cotroneo. (Libros del Silencio)“El talento de los demás”, de Alberto Olmos. (Punto de Lectura –Lengua de Trapo-)
“Un momento de descanso”, de Antonio Orejudo. (Tusquets)
“El ruletista” de Mircea Cărtărescu. (Impedimenta)
“La muñeca rusa”, de Juan Miguel Contreras Camarena. (La Internacional Zamidzat)