jueves, 23 de diciembre de 2010

KONSTANTIN NOVOSELOV


¿Cómo explicaría el placer de investigar y descubrir a alguien no familiarizado con la ciencia? pregunta la periodista.

Konstantin Novoselov, que acaba de recibir el Premio Nobel de Física con apenas 36 años por su descubrimiento del grafeno, lo piensa unos segundos, sonríe, y apoyando levemente los codos sobre la mesa de su despacho de la Universidad de Manchester responde:

Imagine que está recorriendo el Gran Cañón de Colorado o un sitio así de bonito en España, o en Canadá... El paisaje que se le va apareciendo ante los ojos es grandioso y uno sigue avanzando convencido de que un poco más allá habrá otro panorama más estupendo aún. Tienes que trabajar duro para avanzar, pero lo haces porque esperas encontrar algo magnífico, interesante. Esta es la mejor comparación con la investigación.


(Para leer la entrevista completa pincha aquí).

martes, 14 de diciembre de 2010

AIR DOLL


Air Doll es la última película del director japonés Kore-Eda Hirokazu. Cuenta la historia de una muñeca hinchable de tamaño natural que un buen día cobra vida y...


Como botón dejo el trailer de la película y un fragmento que me gusta mucho .


–Con permiso –dice la muñeca hinchable. Se sienta. Saca de su bolso unas agujas de punto y lana de color azul.

El viejo la mira. Fuma.

–Dime –dice el viejo –. ¿Has oído hablar de un insecto llamado “Efímera”? Ese insecto muere un día o dos después de dar a luz. Tiene el cuerpo vacío, no tiene ni estómago ni intestinos. En su interior solamente tiene huevos. Es una criatura nacida sólo para dar a luz. Los seres humanos no somos muy diferentes. Nada tiene sentido.

La muñeca lo mira.

–Yo también estoy vacía –dice, llevándose la mano al pecho.

–Qué coincidencia –dice el viejo, dándose también golpecitos en el pecho-, a mí me pasa lo mismo. Estoy vacío.

–¿Cree que habrá más como nosotros?

–Hoy en día todo el mundo está vacío.

–¿Todo el mundo? –pregunta la muñeca.

–Sí, sobre todo las personas que viven en ciudades como esta.

La muñeca mira al frente.

-No eres la única –dice el viejo.

La muñeca sonríe.

(Plano de la ciudad).

domingo, 5 de diciembre de 2010

HORMIGUEROS EN REPOSO


Me gustan los hormigueros, el caótico orden implícito en el tránsito inagotable de las hormigas. Me gusta observarlos durante los escasos instantes en los que la actividad frenética que bulle a su alrededor parece detenerse, para retomar enseguida su trasiego febril. En fin, qué quieren… es una distracción como otra cualquiera, tan respetable y carente de sentido como puede ser contar farolas, mirar pechos a escondidas o coleccionar callejeros de ciudades que nunca visitaré. Lo cierto es que esa sensación de soledad donde hasta hace sólo un momento había bullicio me relaja y conforta. Algunos de mis lugares favoritos son precisamente eso: hormigueros en reposo. Espacios que durante la mayor parte del día son un maremágnum de turistas ataviados con mochilas, planos y sandalias con calcetinillos blancos, que al llegar la noche se desprenden de  toda presencia humana, presentándose puros para el paseante solitario.

A bote pronto me vienen a la cabeza hormigueros como Venecia al amanecer o el puente Carlos a medianoche. Pero tal vez sea la judería de Córdoba el hormiguero que mejor conozco, con las blancas fachadas de sus casas agujereadas por multitud de alcayatas que, con el nuevo día, se transformarán en mostradores al aire libre, repletos de trajes de gitana y souvenirs varios. Allí, a horas intempestivas, el tiempo parece haberse estancado, y uno no sabe si está en 2010 o en 1600. Precisamente fue en la judería donde, en uno de mis últimos paseos, me di de bruces con el mismísimo Luis de Góngora. Recuerdo que al verlo me detuve asombrado, y que por un segundo él también pareció inquietarse. No recuerdo lo que nos dijimos. A aquellas horas de la madrugada uno andaba notablemente perjudicado.