sábado, 21 de marzo de 2015

MEREDITH FRAMPTON

Definitivamente, lo mío es para hacérselo mirar. Y no por el hecho de haber necesitado cuatro viajes a Londres para lograr poner por fin los pies en la Tate Modern, sino porque, una vez dentro, me haya quedado prendado del lienzo de un artista cuya existencia ignoraba hasta ese momento; un cuadro que, al menos para mí, se aleja bastante de lo que en un primer momento esperaba encontrar cuando me adentraba en el magnífico vestíbulo de esta antigua central eléctrica.

 

(“Marguerite Kelsey”, pintado por Meredith Frampton (London, 1894-1984) en 1928).

Dejo a continuación una pequeña muestra de la obra de Frampton:







A la salida de la Tate, todavía con el retrato de Marguerite Kelsey revoloteando por mi cabeza, cruzo el Millennium bridge sin saber que, a escasos metros de St Paul´s Cathedral, me espera una nueva sorpresa: un puestecillo de libros con una veintena de títulos de los cuales me pillaría por lo menos quince. Afortunadamente se impone el sentido común (no he facturado maleta y ya voy bastante cargado de regalos para mis enanos), y solo compro “Freedom”, de Jonathan Franzen, con la esperanza de poder leerla algún día en su idioma original.