Mostrando entradas con la etiqueta LA MANCHA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta LA MANCHA. Mostrar todas las entradas

martes, 11 de agosto de 2020

HISTORIA DE UN DEICIDIO

Hoy es de esos días raros en los que parece que la suerte te sonríe, poniéndote en las manos un libro que llevabas media vida buscando.

Aunque, claro, después de treinta años buscándolo de manera ininterrumpida, entra dentro de la lógica que, aunque solo sea por pura perseverancia, tuvieras más posibilidades que otras personas de hacerte con él. 

De modo que aquí lo tengo. 

Por fin. 

Entre mis manos. 

Una primera edición de “Historia de un deicidio” en un estado de conservación magnífico (teniendo en cuenta que fue impresa en noviembre de 1971), que no puedo dejar de oler. 


Abro el tomo por una página al azar, cierro los ojos y aspiro el aroma de ese papel amarilleado por su casi medio siglo de vida, y esa fragancia a libro maduro me devuelve a aquellas tardes lejanas encerrado en polvorientas librerías que ya no existen sino en mi memoria. 

 

Casi cincuenta años has estado, pasando de mano en mano. 

Olvidado en un estante. 

 

Pero por fin estás en casa.

lunes, 25 de marzo de 2019

¿Y AHORA QUÉ?



Ahí está. La pregunta inevitable. Apenas tres puñeteras palabras que han empezado a martillear mi cabeza desde que, hace un rato, he puesto el punto y final a mi historia.



“¿Y ahora qué?”, me pregunto, mientras contemplo aturdido las huellas de la batalla.



En fin, supongo que habrá que hacer algo con la novela. Darle la oportunidad de que, ahí fuera, alguien quiera darle una oportunidad. Pero no es fácil. A día de hoy, se podrían contar con los dedos de un hipodactílico las personas que saben que escribo. Tampoco facilita las cosas las características particulares de la novela, que limitan considerablemente el número de editoriales en las que probar suerte. De modo que…

Un amigo escritor, experto en estos lances, me ha contado que el duelo al concluir una novela puede ser terrible. En mi caso, lo que estoy sintiendo es un profundo alivio. No sé… He necesitado media vida para terminar una historia que cualquiera con un mínimo de talento habría finiquitado en seis meses (y, seguramente, con mejor resultado). Con sinceridad, desconozco qué será de estas 255 páginas en un futuro. Sé que intentaré hacer todo lo que humana y éticamente esté en mis manos por ellas. Entretanto, mientras algo o nada sucede, solo puedo decir:

“¡Que pase la siguiente!”.