“Esperma a raudales” es el enigmático y ambiguo título que el narrador y poeta J. M. Chilavert (Córdoba, 1976) ha puesto al microrrelato con el que, una vez más, ha vuelto a fracasar en su intento de alzarse con la victoria en un importante concurso internacional (y ya van…). Lo cierto es que, tras varios años como incansable trotamundos por el circo de los certámenes literarios, Chilavert apenas si ha conseguido que lo incluyan en nueve o diez libros colectivos (modestas antologías publicadas en editoriales de tercera, sin otra aspiración u objetivo que aportar unos duros al editor y/o alimentar el ego de (como él) cientos de escritores mediocres y fracasados, incapaces de redactar algo medianamente decente). Lo que, en su caso, no es poco, pues basta con leer unas cuantas líneas de su (por otro lado) extensa (e inédita) obra para preguntarse cómo diablos habrá conseguido este individuo que alguna editorial (alguna vez) se haya dignado a publicar un poema o cuento suyo. Y es que, si tomamos como muestra de su producción literaria el microrrelato cuyo título encabeza esta entrada (incluido en su último libro de cuentos “Mi polla en tu boca” y que, aunque breve, les aseguro que representa con fidelidad los derroteros estilísticos y conceptuales por los que desde hace casi dos décadas transita este autor), observaremos con estupor cómo aproximadamente el sesenta por ciento de las ciento treinta y seis palabras que lo integran está compuesto por vocablos como “polla”, “rabo”, “jiguillo” u ojete, amén de expresiones tan elocuentes y explícitas como “calla y chupa, zorra” o “te voy a restregar toda la cebolleta”. Hay quien afirma que J. M. Chilavert es un claro exponente del realismo más sucio. Para la inmensa mayoría de la minoría que lo ha leído, sin embargo, la literatura que fabrica este autor es, simplemente, literatura de mierda. En lo que a mí respecta, qué quieren que les diga, prefiero recrearme en la expresión de profundo desconcierto que (de tarde en tarde) debe aflorar en el rostro de algún que otro jurado de concursos literarios cuando (desde cualquier rincón de España o Latinoamérica) abre uno de los sobres que Chilavert está mandando a todas horas y se da de bruces con alguno de los textos incluidos en “Mi polla en tu boca”.
Tu socio es digno heredero de Updike, Mailer y Roth. Que no ceje en su empeño, algún día conseguirá levantársela a algún jurado y triunfará o puede que, en su defecto, un médico naturista o aficionado al feng-shui descubra que ciertos microrrelatos suyos son sucedáneos perfectos y más baratos que la Viagra y el Cialis. O, quién sabe, el cine porno ya no es lo que era, está necesitado de guionistas que aporten frescura a un esquema anquilosado.
ResponderEliminarCualquiera de las alternativas que propones es mejor que la mierda de trabajo que tiene, eso seguro. A ver si la próxima vez que baje a Córdoba puedo verlo y me deja escarbar un poco más en su biografía. Mientras tanto, le he pedido permiso para publicar algunos de sus poemas, que espero poder colgar aquí en breve.
ResponderEliminaruna entrada muy buena
ResponderEliminar