Y con él un momento que se repite, puntual, año tras año, ese instante en el que mi madre me felicita con un beso y me da un billete de 50 euros mientras afectuosamente me reprende por anticipado: “Pero no te compres más libros, niño, que un día os van a echar de la casa”.
Pues va a ser que no, madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario