sábado, 9 de agosto de 2008

EL FIN DEL MUNDO

Lo dejó todo, convencido de que ese día sería el fin del mundo. Según contó después, lo había soñado. Que de repente, en mitad de la tarde, todo quedaba a oscuras. En silencio. Inexplicablemente, pensó que cuanto más al sur huyera más tardaría la vida en extinguirse. Eso hizo que el temido instante lo sorprendiera en un tren camino de Málaga, justo cuando el reloj marcaba las cinco. Su corazón casi estalló en pedazos al ver cómo la oscuridad invadía por sorpresa el vagón. Tardó varios segundos en comprender que sólo era un túnel.

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