
"No resistí más. Ella lo sintió, vio mis ojos húmedos de lágrimas, y sólo entonces debió descubrir que ya no era el que fui y le sostuve la mirada con un valor del que nunca me creí capaz. Es que me estoy volviendo viejo, le dije. Ya lo estamos, suspiró ella. Lo que pasa es que uno no lo siente por dentro, pero desde fuera todo el mundo lo ve".
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
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