De madrugada, todos los cisnes que durante el día deambulan por los canales de Amsterdam se concentran en Oudezijds Voorburgwal, en pleno Barrio Rojo. Allí, como en un cuento de hadas cruel, cientos de princesas atrapadas en sus escaparates de cristal aguardan a su particular príncipe azul.
La belleza siempre encuentra refugio donde guarecerse y perdurar.

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