Pasear por las inmediaciones de Oxford Street o Westminster puede ser un verdadero ejercicio de supervivencia: empujones, flashes, sirenas de policía… Por eso llama tanto la atención que en pleno centro de la ciudad existan parques donde la tranquilidad aún es posible. Un ejemplo de esto es St James Park, un auténtico remanso de paz.
Muy recomendable si van con niños (y no tienen miedo a las palomas, patos, ardillas y pelícanos, que se acercarán a ellos en busca de algo de comida).
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